SALVEMOS LA ERMITA DE LA CUADRA

https://www.migranodearena.org/reto/salvemos-la-ermita-de-la-cuadra

La Cuadra es un paraje natural que forma parte del pasado de los cardigasos (es el gentilicio en patués para denominar a “los de Chía”). Está vinculado a la historia de este precioso pueblo ya que dio de comer al ganado y a las familias de Chía durante generaciones. Allí se instalaron a vivir largas temporadas (incluso de forma permanente), donde sudaron para plantar cereal, levantar y mantener muros de piedra seca, bordas y una acequia empedrada. El manantial, su cascada y el barranco eran vida para aquellos montañeses en siglos pasados; después de la despoblación que sangró estas montañas, ha sido lugar de ocio y disfrute para los veraneantes. Ya hablamos de esta ermita en agosto de 2020 en este blog.

Las fincas de cultivo próximas a los monasterios ribagorzanos se llamaban “cuadra”, por lo que se piensa que estas tierras fueron propiedad del monasterio de San Pedro de Taberna, antiguo cenobio ribagorzano ubicado entre Seira y Barbaruens, cuya primera mención data del 839 y que en 1076 se adjudicó al Monasterio de San Victorián en calidad de Priorato.

La primavera pasada colapsó el lado norte del tejado; esta primavera ha colapsado el lado sur. La bóveda de cañón que protegía la cubierta ha quedado al descubierto -aunque aún se mantiene en pie-, también hay grietas importantes en sus muros. Os invitamos a participar en el reto de salvar estar ermita y su entorno. Aporta tu donativo en la plataforma https://www.migranodearena.org/reto/salvemos-la-ermita-de-la-cuadra

Hemos solicitado la opinión de un experto en bio-construcción. Tras inspeccionar la ermita, nos aconseja una rápida intervención ya que, si colapsa la bóveda, el importe de la reconstrucción será inasumible y una parte de la historia de Ribagorza desparecerá para siempre. Rehabilitar la ermita se ha presupuestado en 3.872 € (IVA incluido). Aparte, los materiales que no puedan recuperarse y haya que sustituir.

Participar en el reto de rehabilitar La Cuadra es colaborar en:

– recuperar la cultura de la montaña,

– reconstruir la historia del Pirineo,

– mejorar el medioambiente y

– contribuir al desarrollo rural.

Una vez alcanzado el importe de la obra y los materiales para la rehabilitación de la ermita, todo lo que recaudemos de más se destinará a limpiar de vegetación, maleza, zarzas que invaden el entorno, para prevenir incendios forestales, preservar las ruinas de construcciones adyacentes y recuperar las praderas de pasto. Las donaciones se dedicarán íntegramente a la recuperación de la ermita y su entorno, un paraje situado a 1.530 metros de altitud, en el Pirineo aragonés.

Parece haber indicios de que el origen de La Cuadra pudiera estar en un asentamiento de la época neolítica, por lo que contaremos con una primera inspección de una arqueóloga especialista en prehistoria -Amor Olomí- que pueda confirmar esta hipótesis o desestimarla.

La Cuadra es monte vecinal en mano común de 50 casas de Chía desde hace varias generaciones. Es una propiedad de más de 70 hectáreas de pradera, monte bajo, pinar, rocas y erial, con ermita, cementerio, construcciones agropecuarias (hoy en estado de ruina) y agua.

Es importante conservar el patrimonio histórico-cultural para que perdure en el tiempo y pueda ser disfrutado por las generaciones futuras. Hemos de enfatizar en lo local como seña de orgullo y de identidad, porque nos identifica como comunidad: nuestras ermitas, nuestra historia, nuestras fiestas, nuestra tradición, nuestra montaña. Este patrimonio histórico es un legado de nuestro pasado y es nuestro deber disfrutarlo y conservarlo para transmitirlo a las próximas generaciones.

La ermita de El Salvador de La Cuadra es historia, cultura y tradición de montaña del Valle de Benasque, en la comarca de Ribagorza.

 

Otra opción para canalizar las donaciones superiores a 100 euros, es hacer una transferencia a la cuenta a nombre de MI GRANO DE ARENA: ES55 2100 1069 2702 0005 3583 de La Caixa, indicando claramente en el objeto de la transferencia ERMITA DE LA CUADRA (ver indicaciones en la imagen adjunta). Desde el equipo de MI GRANO DE ARENA, subirán a la plataforma la cantidad donada y el nombre del donante (o como anónimo, si así se indica en el mail).

 

Con este reto queremos despertar interés por un patrimonio cultural amenazado y generar inquietud por la historia que encierra. GRACIAS de antemano por los donativos y esperamos veros pronto disfrutando de nuestra historia en La Cuadra. Pincha el enlace para ver el vídeo de tan singular parajehttps://youtu.be/5JmH1Cuw5TQ

 

 

© VILLA DE CHIA.   Puede utilizarse la información contenida en este blog citando la fuente siguiendo el patrón explicado en http://www.citethisforme.com/es/cite/blog siempre que sea sin fines lucrativos.

EL RETABLO ROMÁNICO DE SAN MARTÍN DE CHÍA

En el siglo XI, Chía pertenecía al Señorío de Ramón Amat de Beranuy1. El nombre de este “señor feudal” aparece en múltiples batallas de la reconquista en el Alto Aragón. Los derechos sobre la Villa de Chía fueron pasando a sus descendientes hasta 1184, cuando el rey Alfonso II (1157-1196) en su visita al Monasterio de San Victorián reconoció los derechos que San Pedro de Taberna tenía sobre esta Villa; derechos que habían sido otorgados por su antecesor Pedro I (1094-1104) en 1096. El feudo de la Villa quedó repartido entre el señorío de Beranuy y el cenobio de San Pedro de Taberna que, a su vez, dependía del monasterio de San Victorián. Por ello, en Chía había dos iglesias (románicas), la de San Martín -que dependía de San Victorián- y la de San Vicente -que dependía del Señor de Beranuy-.

La rápida difusión del estilo románico se debió a las dinastías de condes y reyes que financiaron a monasterios y abadías, a los obispos que fueron recuperando y creando sedes episcopales, a las comunidades benedictinas que eran los que se encargaban de la construcción de las iglesias y monasterios, a la implicación de los lugareños; todo ello en el contexto del proceso de repoblación y evangelización de la Iglesia Romana que acompañó a la conquista de los territorios musulmanes más allá de los condados pirenaicos. Las vías de comunicación que seguían las antiguas calzadas romanas permitieron la expansión de los artistas y obreros de este a oeste y de norte a sur.

En el arte románico, la pintura sobre tabla se usó para cubrir los frontales y laterales de los altares, en vigas o baldaquinos. La composición y la iconografía (la Virgen, Cristo Majestad o el santo patrón de la iglesia) era muy similar a la de las pinturas murales3. El protagonista del retablo ocupaba el centro y a ambos lados se reproducían escenas de su vida.

Hay autores que “limitan” al territorio catalán los frontales durante los siglos XI y XII, como una manifestación especial en todo el románico europeo, produciéndose en los talleres de Ripoll, Vich y la Seo de Urgel4. Pero el frontal de San Martín de Chía está fechado en el siglo XIII; este, junto con los frontales de Betesa, Treserra y algunos del valle de Boí, se atribuyen a una “escuela de Ribagorza” con centro en la catedral de Roda. Muy similares entre sí en cuanto a la distribución de la iconografía y la técnica: fondos estucados, dibujos incisos, la mayoría usan la corladura, barnizando las partes metálicas5. Las piezas de este taller de Ribagorza incorpora fórmulas del primer gótico: el sentido narrativo de las escenas y la técnica de la corladura sobre los relieves de yeso.

De la exposición LUX ROMÁNICA – Graus, verano 2020
De la exposición LUX ROMÁNICA – Graus, verano 2020

Los frontales (o antipendios) se hacían con varias tablas de madera que se ensamblaban con clavos, se cubrían de yeso y se dibujaba sobre él con un punzón cuando estaba seco. Después se coloreaba con pintura al temple con pigmentos naturales. Incluso, se imitaban el efecto del repujado, encastrando piedras o aplicando finas láminas de metal. En grandes iglesias, abadías o monasterios, se usaba marfil, plata, oro, con esmaltes y piedras preciosas; para las pequeñas iglesias se hacían tallas de madera policromada o esculpida3.

En 1792 el Vicario de la iglesia de San Martín de Chía habla del retablo: “sólo tenía un retablo, aunque decente y ahora yo he hecho cuatro capillas; en dos he hecho retablos de madera, aunque falta dorarlos…”6

Autor (Johs) Taller de Ribagorza
Creación Segunda mitad siglo XIII
Ubicación Museo de Arte de Cataluña (Barcelona) https://www.museunacional.cat/es/colleccio/frontal-de-altar-de-chia/iohannes-taller-de-la-ribagorca/003902-000
Estilo Románico
Material Pintura al temple sobre madera de nogal con relieves de estuco antiguamente recubiertos de corladura
Dimensiones 145 x 99

Para una descripción detallada de cada una de las escenas del retablo, aconsejamos la página de románico aragonés:

http://www.romanicoaragones.com/2-Ribagorza/990344-ChiaSMartin1.htm

«En la localidad solo se sabe que este retablo está en Barcelona, desconociendo cuándo y cómo emigró del pueblo. Estuvo en la colección Plandiura, que lo debió adquirir antes de las fechas de la Primera Guerra Mundial. De esta colección pasó en 1932 al Museo de Arte de Cataluña, donde está con el número de catálogo 3.902. Es pintura sobre tabla de nogal, de 145 x 99 centímetros, que estuvo como antipendio en la mesa altar de la iglesia. Está pintado al temple de huevo con fondo de yesería en relieve, con estuco revestido de estaño y corladura. Se data en el siglo XIII, segunda mitad, y contiene un dato que lo convierte en pieza excepcional: el estar firmado. La figura central es la de San Martín de Tours, y las del entorno, escenas complementarias de la vida y la leyenda del popular santo medieval… La pieza es obra capital y relevante dentro del conjunto de pintura románica del arte universal, y de particular interés para estudiar el arte que floreció en las tierras del Altoaragón»7.

De la exposición LUX ROMÁNICA – Graus, verano 2020
Lluís Plandiura i Pou en 1903

Lluís Plandiura i Pou (1882-1956) fue un industrial catalán, comerciante, político y coleccionista. Estuvo detrás de gran parte del expolio del arte medieval de la Ribagorza, a principios del pasado siglo. Probablemente conociera a los integrantes de la expedición arqueológica-jurídica de 1907 del Instituto de Estudios Catalanes (IEC) al valle de Arán y Ribagorza, cuyas publicaciones descubrieron la riqueza artística de un territorio casi desconocido. Formó parte de la junta directiva de la Exposición Internacional de Barcelona de 1929 como vocal de arte; el frontal de Chía fue una de las piezas que escogió para mostrar en esta Exposición Internacional. En 1932 sufrió una fuerte crisis económica en el comercio del azúcar que le obligó a vender, por siete millones de pesetas, sus colecciones (1.869 obras) a la Junta de Museos de Barcelona que, por entonces, estaba reuniendo fondos para la apertura oficial del Museo de Arte de Cataluña.

 

El frontal de San Martín de Chía presenta una singularidad iconográfica que lo hace especialmente valioso. En la parte inferior derecha, se representa la agonía de la muerte del santo acosado por el diablo. El lecho de muerte está una colcha con cuatro barras rojas sobre fondo amarillo que representan las cuatro barras o «Señal Real de Aragón». Existe documentación que prueba fehacientemente que la misma fue usada desde los tiempos de Alfonso II Rey de Aragón y Conde de Barcelona, siendo universalmente conocidas como de Aragón, dada la preeminencia del reino de Aragón en la titulación, como reconoce el propio Pedro IV el Ceremonioso: «…como quiera que los reyes de Aragón están obligados a recibir la unción en la ciudad de Zaragoza, que es la cabeza del Reino de Aragón, el cual reino es nuestra principal designación y título, consideramos conveniente y razonable que, del mismo modo, en ella reciban los reyes de Aragón el honor de la coronación y las demás insignias reales, igual que vimos a los emperadores recibir la corona en la ciudad de Roma, cabeza de su imperio.» (citado por Domingo J. Buesa Conde, El rey de Aragón, Zaragoza, CAI, 2000). Jaime Pérez Marín en: http://miradorartes.blogspot.com/2015/06/patrimonio-aragones-de-la-franja.html?m=1

«Un elemento excepcional de esta escena, y de la tabla en conjunto, es el hecho de que aparezca sobre la cama de San Martín el emblema de los Reyes de la Corona de Aragón, siendo uno de los testimonios más antiguos de su uso». José Antonio Tolosa en: https://arte-paisaje.blogspot.com/2011/12/frontal-de-la-iglesia-de-san-martin-de.html

Copia del retablo románico de San Martín, expuesta en la iglesia de San Vicente (Chía). Autor: Domingo Subías.

Una copia bastante fiel (y que costó un buen dinero), hecha por el párroco y director Escuela-Taller de Restauración de Laspaúles D. Domingo Subías siguiendo las técnicas del siglo XIII, puede verse en la iglesia parroquial de San Vicente Mártir (Chía).

 

1La tenencia de “una honor” implicaba la capacidad de administrar un castillo con su distrito y de recibir una serie de derechos y rentas sobre los mismos. Teóricamente, eran encargos rescindibles, por lo que los monarcas mantenían un cierto control sobre aquellos, pero las familias solían perpetuarse en el desempeño de esos cargos hasta que las honores se convertían en bienes patrimoniales. Los únicos ejemplos en que este proceso se interrumpió se debieron a la injerencia de una institución eclesiástica, como en Chía con San Victorián, o en Besiáns con San Vicente de Roda, casos en que el rey hubo de ofrecer a sus tenentes una compensación. “La honor” también se revocaba si el señor cometía un acto grave que justificase una revocación definitiva. Montañas, comunidades y cambio social en el pirineo medieval. Ribagorza en los siglos X-XIV. GUILLERMO TOMAS FACI Capítulo 3. Las clases dominantes en la sociedad feudal. Universidad de Zaragoza, 2016.

 

3Barral i Altet, X. Pintura preromànica i romànica. Art de Catalunya. Pintura antiga i medieval. Volum VIII. Barcelona: Edicions L’isard. 1998. pp.126-127.

 

4Durand J. El arte románico. Barcelona. Larousse Editorial. 2006.

 

5Exposición LUX ROMÁNICA. Graus, verano 2020.

 

6Los archivos eclesiásticos de Chía (I y II). Enrique Calvera Nerín. Revista Guayente nº 18 y 21.

 

7Patrimonio emigrado. Antonio Naval Más. Publicaciones y Ediciones del Alto Aragón, 1999. 

 

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RINCONES Y DETALLES CON ENCANTO

Tenemos pendiente hablar de la «casa», la unidad estructural básica de la sociedad pirenaica hasta mediados del siglo XX. La «casa» es el conjunto de los habitantes, propiedades, animales y construcciones que conforman la unidad autosuficiente para vivir, la célula que tiene todo lo que hace falta para que el ciclo de la vida siga su curso. Esta unidad debía pervivir en el tiempo y en el espacio; por eso había un único heredero, ya fuera hombre o mujer, lo que llevó a que las casas tuvieran un nombre, independientemente del apellido . Este nombre hace referencia1 al apellido/origen del fundador (40%), al nombre propio de uno de sus habitantes (30%), al oficio que en su inicio les caracterizó (20%), o a alguna característica físico-psicológica de alguno de la casa (10%). En 2021 abordaremos la casa, los trabajos específicos de los hombres, las mujeres, así como el ciclo de la vida que se mantuvo casi inalterable hasta que se produjo el éxodo masivo hacia las ciudades.

Torre de casa Santamaría. Dibujo de Ramón Prior Canales2.
Galería (hoy desmontada) sobre era. Dibujo de Ramón Prior Canales2.

Proponemos hoy una «visión general» de las casas de Chía, sobre los aspectos más arquitectónicos y sin entrar en demasiado detalle. La estructura de Chía no es tan apiñada como la de Cerler, Shaún o Sesué, tampoco es un núcleo de construcciones histórico-artísticas excepcionales (con excepción del ábside de la iglesia de San Martín) como puedan ser otros pueblos del Pirineo, pero sí podemos señalar multitud de elementos y puntos «auténticos» de arquitectura popular o, simplemente, con sabor rústico, antiguo, montañés y muy pirenaico que merecen ser conservados y valorados:

  • puertas doveladas y ventanas adinteladas,
  • escudos y cabezas,
  • inscripciones y símbolos tallados en dinteles de puertas y ventanas y en muros,
  • sobrias fachadas, galerías y pequeños balcones,
  • piedras pasaderas (signo aparente de pared no medianera),
  • eras o traspatios,
  • zaguanes porticados,
  • llamadores, cerrojos y tiradores,
  • pozos,
  • pasajes bajo arco,
  • vestigios de casas fortaleza
Casa Sinet

Hay casas que conservan su entrada, patio y era en los que se exponen herramientas y objetos que se usaban en el día al día, como recuerdo de un pasado todavía cercano. Casas grans que durante siglos y con mucho esfuerzo movieron las piedras y troncos que se necesitaron para su construcción, ampliaciones y mantenimiento. Casas que también han ido renovando su aspecto, añadiendo elementos propios de cada época, adaptándose a las modas y necesidades. Algunas, desgraciadamente, deshicieron sus entradas para permitir el paso de tractores y remolques, o agrandaron bordas y pajares con materiales modernos, lo que les despojó de su encanto rústico y montañés, o han desmontado estructuras por estar en estado ruinoso. Alguna, incluso, vendió todas sus piedras -como casa Cortina-, para construir una casa en Villanova.

 

Pasaje bajo arco. Casa Sansón.
Arco en la Plaseta de Sansot.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ningún análisis es bueno si no se señalan las debilidades para poder mejorar; en lo que respecta al casco urbano y las casas que lo conforman, en Chía nos falla:

  • que las calles no estén empedradas,
  • que la mayoría de los tejados sean de chapa de uralita y
  • haber perdido las chimeneas cuadradas de piedra, estuvieran rematadas o no con la «piedra de las brujas» (la mayoría de las chimeneas se rehicieron con ladrillo vista en los años 50).
Chimenea de casa Santamaría antes del incendio de noviembre de 2019
Chimenea de casa Ramonot.

Balcón de casa Rafel.
Ventana de la Abadía.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En cualquier caso, es un pueblo bien cuidado y que tiene su encanto. No caben aquí las fotos de todos estos rincones y detalles con encanto que, según la estación o la hora del día, ofrecen matices diferentes. Poco a poco, los iremos detallando en sucesivas publicaciones, porque todos merecen su espacio y explicación.

Pasaje cubierto. Casa Mateu. Dibujo de Ramón Prior Canales2.

 

1Sobre un estudio publicado en Arquitectura Popular del Serrablo. Varios Autores. IEA. Estudios Altoaragoneses, nº26. Huesca, 1988.

2El Alto Ésera dibujado. Ramón Prior Canales. Huesca, 1994.

 

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