Hoy se celebra San Jorge, patrón de Aragón. En este 2.021 se cumplen 925 años de la donación de la Villa de Chía al Monasterio de San Pedro de Taberna, priorato del Monasterio de San Victorián, por parte del rey Pedro I de Aragón y Pamplona, cumpliendo así la promesa hecha al monasterio cuando iba a librar la batalla para conquistar Huesca: illa villa que vocitatur Gia, si Deus fecisset me misericordia… Según Ricardo del Arco, sería en marzo de 1097, estando el rey Pedro I en el monasterio de San Pedro de Taberna, firmó la carta de donación1:
quando habuimus illa batalla de Alcoraz promisi Deo et sancto Petro de Taberna illa villa que vocitatur Gia… «El pergamino no es original, sino copia de mediado el s. XII y, sin duda, el copista equivocó la era, que será 1135 ó 1136, o sea, años 1097 ó 1098; desde luego, antes de 1099 en que falleció Pedro, obispo de Huesca, mencionado en el documento como “viviente”. Además, es lógico suponer que el monarca tenía prisa por cumplir el voto». 1(p.330).
San Jorge es conocido por dar muerte a un dragón para salvar a una joven princesa… una leyenda para presentarlo como un caballero cristiano vencedor de la tiranía. Es el patrón de muchos lugares en España, pero también de naciones como Inglaterra y Rusia. Se cree que San Jorge nació en Capadocia, en la región de Anatolia central (Turquía), donde fue educado en la fe cristiana. Emigró con su madre a Lydda, en Palestina, al morir su padre. Allí fue nombrado tribuno militar, por su origen noble, y luego entró al servicio del emperador Diocleciano. Cuando se enfrentó al poder del imperio romano por el edicto del emperador contrra los cristianos, fue torturado y decapitado hacia finales del siglo III o principios del IV. Su sepultura era muy venerada y visitada, extendiéndose el culto al Santo por toda Europa durante la Edad Media. Se le atribuyen hazañas y milagros, pero la Iglesia ha puesto en duda la existencia de este Santo.
El islam constituía una fuerte barrera en el valle del Ebro que frenaba el avance de los reyes cristianos. Conquistar Wasqa suponía asentarse en el llano y acercarse a Saraqusta. En 1094 Sancho Ramírez ponía sitio a la actual Huesca, pero falleció por herida de flecha antes de lograrlo. Hizo jurar a sus hijos que empeñarían sus fuerzas en conseguir tomar la “la ciudad de la muralla de las cien torres”. Así lo hizo su primogénito Pedro I, designado rey de Sobrarbe y Ribagorza en 1085 y de Aragón y Pamplona en 1094. En noviembre de 1096 tuvo lugar la batalla en los campos de Alcoraz, en la que los castellanos (y su rey Alfonso VI) apoyaban a la taifa de Saraqusta y a su rey Al-Musta’in II. La leyenda sitúa en la batalla a un poderoso caballero que emitía un gran resplandor que se incorporó a las tropas de Pedro I cuando las cosas empezaban a torcerse, levantando el ánimo de los soldados que consiguieron ganar la batalla. En el escudo de Aragón quedó la divisa de San Jorge (cruz roja sobre fondo blanco) y las cuatro cabezas de los moros. Andando el tiempo, los reyes de Aragón adoptaron el dragón en su emblema heráldico, según explica Guillermo Fatás2.
«…invocando al Rey el auxilio de Dios nuestro señor, apareció el glorioso cavallero y martir S. George, con armas blancas y resplandecientes, en un muy poderosos cavallo enjaeçado con paramentos plateados, con un cavallero en las ancas, y ambos a dos con Cruces rojas en los pechos y escudos, divisa de todos los que en aquel tiempo defendían y conquistavan la tierra Santa, que aora es la Cruz y habito de los cavalleros de Montesa.
Espantaronse los enemigos de la fe viendo aquellos dos cavalleros cruçados, el uno a pie, y el otro a cavallo: y como Dios les perseguía empeçaron de huyr quien mas podía. Por el contrario los Christianos, aunque se maravillaron viendo la nueva divisa de la Cruz: pero en ser Cruz se alegraron, y cobraron esfuerço hiriendo en los Moros: y assi los arrancaron del campo y acabaron de vencer»3
En uno de los sillares de la Iglesia de San Vicente encontramos esculpida una cruz dentro de un círculo que parece de los Templarios, más que de San Jorge, y que nos inclinamos más por identificarla con la cruz con apéndices de las monedas de Pedro I. La otra, más grande y evidente, tampoco podemos identificarla. De momento, no tenemos base sólida para dar un origen o significado a estas dos cruces.
Otra leyenda dice que San Victorián se apareció a Pedro I antes de la batalla y que el rey decidió llevarse sus reliquias hasta Wasqa y los campos de Alcoraz para que el Santo les llevara a la victoria. En cualquier caso, leyendas y milagros aparte, la Wasqa musulmana de cuatro siglos de historia, dio pasó a la Huesca cristiana que se integró en el reino de Aragón, pasó a ser su capital (sustituyendo a Jaca) y se convirtió en sede episcopal. Pedro I murió sin descendencia en el Valle de Arán en 1104 y fue el heredero su hermano Alfonso I (1073 – 1134), que se dedicó a la expansión del reino, cuadruplicando el territorio en los treinta años que reinó.
En el siglo XI, cuando se libró esta batalla, Chía pertenecía al Señorío de Ramón Amat de Beranuy4. El nombre de este “señor feudal” aparece en múltiples batallas de la reconquista en el Alto Aragón. Los derechos sobre la Villa de Chía fueron pasando a sus descendientes hasta 1184, cuando el rey Alfonso II en su visita al Monasterio de San Victorián reconoció los derechos que San Pedro de Taberna tenía sobre esta Villa otorgados por su antecesor Pedro I en 1096. Explica Ricardo del Arco [p.330-31]1: Sin embargo, la villa la tenía Ramón Amat, según expresa el Rey [Pedro] en la donación, quien no aceptó el cambio con la villa que, sin duda, le propuso el monarca; y éste —sigue diciendo— accede a que continúe en la posesión de Gía, o Chía, hasta que Dios le presente ocasión de darle otra a cambio, que le satisfaga. Esta oportunidad no debió de llegar para el Rey, por cuanto su hermano y sucesor Alfonso I, desde el castillo de Calasanz en el año 1126, donó la villa a San Pedro de Taberna, a San Victorián y a su abad Durando, porque, a buen seguro, el Monasterio reclamaría el cumplimiento del voto de Pedro I. Esta «doble titularidad» explica que en Chía haya dos iglesias (románicas), la de San Martín -que dependía de San Victorián- y la de San Vicente -que dependía del Señor de Beranuy-.
“Es probable que (…) la superposición de poderes locales acabara favoreciendo a Ramón, que tenía de su parte una larga tradición de autoridad en Chía. Lo que parece claro es que el control efectivo de San Victorián se retrasó sine die y que la situación seguía estancada en donde aquella cláusula la había dejado. La resistencia a renunciar a la potestad sobre esta localidad nos muestra el peso que había alcanzado esta familia tras -por lo menos- un cuarto de siglo de autoridad local, que tal vez no se basase tan sólo en el ejercicio de atribuciones propias del poder público, sino también en un dominio, en forma de tierras y familias campesinas, que le otorgaba una posición más fuerte que la de los monjes. Sin embargo, la aspiración —o, tal vez, simple inercia— de Ramón Amat a asentarse como señor de la población iba a ser bloqueada por la expansión del dominio de San Victorián a golpe de disposiciones reales5.”
Cuando las circunstancias lo permitan, podríamos pensar en organizar un rastrillo que, además de recordarnos la presencia de Chía en la historia de Aragón, nos permita recaudar fondos para la rehabilitación del patrimonio histórico de nuestra villa. Ahí dejamos la idea.
Historia de Aragón en 3 minutos, de MENUDOARTE: https://www.youtube.com/watch?v=RyG16Y0EA8Q
En tiempos de Jaime II (1267-1327) aparece en un diploma real el Valle de San Pedro de Gía como “moneda de cambio”, pero esta es una historia6 para otro día y, quién sabe, si otra fecha para celebrar con otra feria, rastrillo o mercadillo.
Fue en el S. XV cuando Juan II declaró el fuero de que San Jorge fuera fiesta “perpetua, guardada, observada y celebrada solemnemente”. Como sólo los reyes, nobles o instituciones celebrarban su admiración por el santo, Felipe II en las Cortes de Monzón de 1564 presididas por Felipe II se decidió imponer multa de 60 sueldos jaqueses a quien no guardara la fiesta del santo patrón. Feliz día de Aragón.
1Ricardo del Arco. FUNDACIONES MONÁSTICAS EN EL PIRINEO ARAGONÉS. Príncipe de Viana, ISSN 0032-8472, Año nº 13, Nº 48-49, 1952, págs. 263-338
2Guillermo Fatás Cabeza «El escudo de Aragón», en Aragón, reino y corona: Centro Cultural de la Villa de Madrid, del 4 de abril al 21 de mayo de 2000, [Zaragoza] : Gobierno de Aragón, [2000], págs 167-174. ISBN 84-8324-084-X. Véase el capítulo «Epílogo: El dragón d’Aragón», pág. 174.
3Crónica sobre la batalla de Alcoraz, supuestamente escrita por Aimerico, abad de San Juan de la Peña de 1088 a 1099. [volumen 58 de la Colección Diplomática . Resultó ser un cuadernillo de 26 páginas, que Antonio Ubieto Arteta califica de “vulgar.y ramplona falsificación, bastante tardía”. Ubieto Arteta, A.: Colección diplomática de Pedro I; Zaragoza, 1951, pp. 84-100.
4La tenencia de “una honor” implicaba la capacidad de administrar un castillo con su distrito y de recibir una serie de derechos y rentas sobre los mismos. Teóricamente, eran encargos rescindibles, por lo que los monarcas mantenían un cierto control sobre aquellos, pero las familias solían perpetuarse en el desempeño de esos cargos hasta que las honores se convertían en bienes patrimoniales. Los únicos ejemplos en que este proceso se interrumpió se debieron a la injerencia de una institución eclesiástica, como en Chía con San Victorián, o en Besiáns con San Vicente de Roda, casos en que el rey hubo de ofrecer a sus tenentes una compensación. “La honor” también se revocaba si el señor cometía un acto grave que justificase una revocación definitiva. Montañas, comunidades y cambio social en el pirineo medieval. Ribagorza en los siglos X-XIV. GUILLERMO TOMAS FACI Capítulo 3. Las clases dominantes en la sociedad feudal. Universidad de Zaragoza, 2016.
5Guillermo Tomás Faci. CONFLICTOS DURANTE LA CONSTRUCCIÓN DE LOS SEÑORÍOS EN RIBAGORZA (SIGLOS XI-XII): LA DONACIÓN DE CHÍA AL MONASTERIO DE SAN VICTORIÁN POR ALFONSO I Y SUS CONSECUENCIAS. Aragón en la Edad Media (2008) pp. 795-810 [p.804]
6En los registros de Cancillería conservados en el Archivo de la Corona de Aragón se conserva un diploma real en el que se recoge que el rey Jaime II dona el monedaje de la villa de Graus y de los lugares de Santa María, villa de Tierris. La Selva, Torre de Esera, Torre Forado, Bruils, Toledo y Torre de Lisa con las aldeas San Martín de Asán, Guatal, Guesa, Gex, Foradada, Valle de San Pedro de Gía, Bisaurri, Ormella Ruis, Pallars y Honor de Santa María de Guarra, y sesenta sueldos censales que recibía anualmente del molino Sulinse en el rio Ara; todo a cambio de la iglesia de San Salvador de la ciudad de Huesca, que entonces dió al monasterio de Leire, en el reino de Navarra (Gratiarum 1306-1308, fol. 97). En p.328 de FUNDACIONES MONÁSTICAS EN EL PIRINEO ARAGONÉS. Ricardo del Arco. Príncipe de Viana, ISSN 0032-8472, Año nº 13, Nº 48-49, 1952, págs. 263-338
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