Los dominicos fundaron convento en Graus en 1599. Un 15 de abril de 1602, hace hoy 419 años, se fundó en la Villa de Chia la Cofradía del Nombre de Jesús:
… Fray Fernando del Conde, prior de los dominicos de Graus, el Justicia Antonio Des y los jurados Antonio Saler y Jaime Cortina, todos de Chía… dijeron fundar y erigir la Cofradía del Santísimo Nombre de Jesús en la villa de Gía, ya que han tenido sus moradores gran devoción por medio de su predicación
…se funde la dicha cofradía en la iglesia parroquial de San Vicente de Gía, en el altar mayor della, para que más en particular puedan servir a Dios Nuestro Señor y desterrar el vicio de blasphemar y jurar el Santo Nombre de Dios y ganar la indulgencia concedida por los Sumos Pontífices a los cofrades della y porque la cofradía se funde con más brevedad y su deseo y devoción sea más presta executada. Por tanto, suplicaron el padre Fernando del Conde, funde la cofradía del Santísimo Nombre de Jesús… dixo que recibía y recibe a los dichos suplicantes en los dichos nombres y cada uno dellos y a todos los vecinos y habladores de Gía
… guardarán los estatutos y ordenaciones della, assenta y escriben en un libro que para eso deben tener…
…nombró por prior a mossen Nicolaus Portaspana, vicario perpetuo
El decreto de Fray Gabriel Jiménez, prior de Graus, está firmado el 16 de abril de 1602:
…erigere, instituere societatem Santissimi Nominis in ecclesia sancti Vincentii loci de Gía, distat per duo milliario circiter ab alio habente dictan societatem iam legitime erectam… dictam soladitatem iuxta bullas Pii pape quarte et quinte contra blasphemos et periuros.
[Transcripción del sacerdote e historiador D. Francisco Castillón Cortada (1927-2018) de archivos eclesiásticos. Publicado en DAA el 31/03/1996]
En siglos pasados, las cofradías (una forma de asociacionismo religioso) tuvieron un importante papel para transmitir la doctrina, además de ser mecanismo para la sacralización del día a día y del calendario de la vida campesina. Muchas de las cofradías del medio rural y campesino se crearon a instancias de los dominicos (también de los franciscanos y otras órdenes). Dice Domingo L. González:
«En este proceso influirá también la actitud positiva de los obispos, quienes promoverán también su fundación debido a las importantes ventajas que ofrecían desde el punto de vista doctrinal y pastoral, pues estimulaban la participación de los fieles en los actos de culto, aseguraban la difusión y consolidación de aquellas nuevas devociones que la Iglesia renovada pretendía impulsar, permitían la existencia de unos caudales con los que dar la brillantez y el esplendor necesarios a las ceremonias y fiestas sagradas, al tiempo que garantizaban el aseo y mantenimiento de los templos, su dotación de objetos litúrgicos y su adorno con altares e imágenes; asimismo servían de canal para transmitir la doctrina a los fieles, creaban las condiciones necesarias para que éstos revivieran –como miembros de colectivos espirituales– los ideales que habían alentado en las primeras comunidades cristianas y, finalmente, les organizaban en clave cristiana el discurrir del tiempo sacralizando su calendario. (…) En fin, se constituían como los vehículos ideales para hacer llegar la reforma a todos los rincones de la cristiandad católica y disipar la ruda ignorancia de los fieles en materia religiosa, que tanto apesadumbraba a los obispos de la primera mitad del siglo XVI».
En aquellos años, era muy frecuente que hubiera más de una cofradía en la misma parroquia. En Chía existía también la Cofradía del Carmen y la del Santo Rosario https://villadechia.es/cofradia-del-santisimo-rosario/(la advocación mariana más popular a nivel europeo de los siglos XVII y XVIII). Citando de nuevo a Domingo L. Gonzáles:
«Las cofradías del Rosario tenían también una clara intención doctrinal defendiendo la maternidad virginal de María y su intercesión por los hombres. Ciertamente estimulaban el culto a la Madre de Dios y el rezo cotidiano entre los fieles. Ser hermano del rosario obligaba a rezarlo completo semanalmente cristianizando así la jornada. Pero su rezo contribuía a familiarizar a los fieles con los misterios de la salvación, los implicaba más intensamente en los actos misionales, durante los vela- torios de cadáveres y hacía provechosa su asistencia a una misa que, oficiada en latín, no siempre eran capaces de seguir (…)»
Volviendo al objeto de esta entrada, parece ser que las blasfemias al Nombre de Jesús eran mucho más que una mala costumbre. Explica Carlos José Moreno (p.137): «La blasfemia era un tema que preocupaba mucho a los teólogos y moralistas ya en la Baja Edad Media. Fray Vicente Ferrer censuraba en sus misiones la gran facilidad con la que se jura y blasfema, siendo una auténtica costumbre entre los católicos. En el siglo XVI, Fray Domingo de Soto ponía gran énfasis en la perversidad de las blasfemias como un ultraje a Dios, peor que el homicidio».
La Orden de los Dominicos (o Predicadores) se empleó a fondo en la defensa del Nombre de Jesús y del rezo del Rosario en toda España; en Chía, como en otros pueblos de Graus a Benasque, se rezaba el rosario de la aurora https://villadechia.es/la-despierta-y-el-rosario-de-la-aurora/, práctica muy probablemente difundida por los dominicos. Estas dos cofradías surgieron en Chía a instancias de la labor pastoral de los dominicos de Graus.
Don Carlos Muñoz Serrano, comisario Real y apostólico, Canciller del Reino de Aragón, Regente del Consejo Supremo de Aragón y Obispo de Barbastro (1.596-1.604) fundó el Convento de los Dominicos de Graus en 1599. El convento de Santo Domingo y su iglesia se construyeron en los terrenos de la margen izquierda del barranco de San Miguel, entre lo que es ahora la calle Santa Bárbara y el pasaje de Santo Domingo. Con la desamortización de 1.835 se ordenó «suprimir todos los conventos en los que no hubiera al menos doce religiosos procesos», eliminando estas ordenes religiosas, incautando y vendiendo sus bienes. Los dominicos de Graus desaparecieron en 1837.
GONZALEZ, D. L. Obradoiro de Historia Moderna, N.o 22, 63-92, 2013,
SABORIT BADENES, P.: “Las cofradías. Estudio del significado de las cofradías a través de las del Alto Palancia”; Estudis, 1990, pp. 153-154
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