CORPUS CHRISTI Y LOS NIÑOS DE PRIMERA COMUNIÓN

Hoy es el jueves posterior al noveno domingo después de la primera luna llena de primavera, también han pasado sesenta días después del domingo de Resurrección. Es el día de Corpus Christi para la iglesia católica, que es la fiesta de la Eucaristía. Como comentamos en https://villadechia.es/la-ascension-y-las-cerezas-en-monzon/  es uno de los tres «jueves que relucen más que el sol»; aunque en 1989, por acuerdo de la Conferencia Episcopal con el Gobierno de España, la fiesta se trasladó al siguiente domingo.

Es una fiesta declarada de Interés Turístico Nacional en varios pueblos de España y de Interés Turístico Internacional en Toledo capital y Puenteareas (Pontevedra). Hasta los años 70 del siglo XX fue una fiesta importante en Chía, en la que se mezclaban religión y folklore; quizás no al nivel de los pueblos con fiestas catalogadas, pero también merece ser recordada por la implicación de las mujeres, mozos y niños.

La finalidad era doble, proclamar y aumentar la fe de los creyentes en la presencia de Jesucristo en el sacramento de la Eucaristía, y celebrar la primavera. En este sentido, en la plaza de Chía los mozos plantaban un sauquero (saúco) en flor que, además de adornar la plaza donde se situaba el altar para la custodia, proporcionaba un dulce aroma que perfumaba su entorno.

13 de junio de 1968 – Primera Comunión en Chía. DELANTE: Manolo de Aceiterero, Melita de Siresa, José Antonio de Toña, Marga de Gregoria, José de Matías. DETRÁS: Dña. Aurelia de Colau (maestra), Mosén Ramón, Don Claudio (maestro). Foto de Casa Toña.

 

Según nos cuentan Juan de Treseta, Jacqueline de Bringueron y Feli de Gregoria, la celebración de esta fiesta en Chía consistía en instalar un altar adornado con flores que las mujeres preparaban en la plaza, adornar los balcones con las mejores colchas, los arcos de flores que se colocaban al principio y final de la calle de La Iglesia, la procesión con la custodia u ostensorium (donde se exhibe el pan consagrado) que bajaba de la plaza de la iglesia a la plaza del pueblo, por la calle la Iglesia, y subía de nuevo a la iglesia por lo que hoy es la carretera. Los niños que habían hecho la Primera Comunión recientemente, acompañaban a la procesión vestidos de Comunión y echando pétalos de flores, tapizando el recorrido, por delante del párroco que portaba la custodia; también participaban las autoridades y el resto del pueblo, según las normas del cortejo procesional para el interior del templo establecidas por el papa Clemente V en 1311.

 

 

 

11 de mayo de 1972 – Primera Comunión en Chía. DELANTE: Mari Carmen de Bringueron, José Luis de Gregoria, Susa de Barbero. DETRÁS: Lorenzo de Matías, José Ramón de Bringueron, Fernando de Sauret, José Manuel de Choldián. Foto de Casa Gregoria.
11 de mayo de 1972 – Primera Comunión en Chía. DELANTE: Lorenzo de Matías, José Luis de Gregoria. DETRÁS: Fernando de Sauret, José Manuel de Choldián, José Ramón de Bringueron. Foto de Casa Gregoria.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Teresa Fondevila Azcón de Garsía, de 96 años,  recuerda cómo era el día del Corpus cuando era jovencita:

29 de junio de 1975 – Primera Comunión en Chía. DELANTE: Paco de Toña, Encarna de Cornell, Montse de Choldián, Alberto de Treseta. DETRÁS: Soledad de Toña, Felipe y Carmen de Cornell, Alegría y Juan de Treseta. A LA DERECHA: Inés y Carolina de Artasona. Foto de Casa Toña.

Es una fiesta que empezó a celebrarse en Bélgica en el siglo XIII, por iniciativa de la religiosa Juliana de Cornillón. Se extendió por toda Europa a raíz de que, en 1263, en la Eucaristía que se celebraba en Bolsena (Italia) brotó sangre de la hostia consagrada cuando el cura la partió, según cuenta la leyenda, lo que popularizó esta celebración. En 1447, el papa Nicolas V salió en procesión con la custodia por las calles de Roma, dando el impulso definitivo a la participación ciudadana en esta festividad.

En 1975 los niños encargados de tapizar con pétalos el recorrido de la procesión, subieron al túnel para echar flores a la llegada del Obispo de Barbastro que acudía el día del Corpus a Chía. Don Ambrosio Echebarría fue un incansable defensor de la devolución de los bienes de las parroquias aragonesas, entre ellos, el frontal de San Martín de Chía.

1975 – Manuel Carrera, Montse, José Manuel y Toñita, de Choldián.

 

 

 

 

 

 

 

 

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