San Miguel Arcángel está en los libros sagrados del cristianismo, el judaísmo y el islamismo; por ello, solía ser el patrón de las poblaciones en las que convivían estas tres culturas, como pasaba en Graus.
Alrededor del día de San Miguel se celebraban las ferias agrícola-ganaderas que marcaban el final del calendario. Después de la «Sanmiguelada» empezaba un nuevo ciclo económico. Para estas fechas se celebraba la tradicional feria de Graus. En estas ferias finalizaban los contratos de los jornaleros, se ajustaban las cuentas, se tomaban las decisiones para el siguiente año en lo referente a mariscales, pastores, mozos y sirvientes a contratar, tierras a arrendar, vencían los préstamos y pagarés, se compraba y vendía ganado y otros productos. Las ovejas subían a los puertos de montaña a principios de julio y bajaban el 29 de septiembre, así se liquidaban cuentas y contratos en los pueblos del Pirineo Aragonés. En tierras de Castilla, era el 29 de junio, San Pedro, cuando se hacía el trato con los pastores, «el ajuste del pastor». En otra ocasión hablaremos del trabajo y los sueldos de los pastores, de las categorías profesionales, de su relación con los dueños de los rebaños. En las ferias que se sucedían durante los dos meses centrales del otoño, entre San Miguel y San Andrés, se hacían las transacciones del ganado que iba a recriarse y del que se destinaría a trabajo y/o matadero.
Vídeo de la fototeca de la DPH:
La feria de Graus data de 1201 como privilegio del rey de Aragón Pedro II. La feria de San Miguel de Graus era conocida en la comarca como la feria de «cambio de amos».
A las ferias se llevaban las mulas treintenas (de treinta meses de edad), que estaban listas para ser uncidas. Y también las quincenas y lechalas que requerían de uno o dos años más para alcanzar su aptitud, tiempo que generalmente cumplían en los valles pirenaicos. En la feria de San Andrés de Huesca había mucho mercado de mulas. Que la economía española fuera básicamente agraria en el siglo XIX y primera mitad del XX favoreció la cría de animales para trabajar y transportar carga, especialmente ganado mular. En nuestro valle, las casas medían su riqueza en función de los paqués de mulas que tenían. Con la aparición de la mecanización agrícola, la actividad ganadera de la montaña abandonó la cría de mulas y se orientó hacia la cría de ganado vacuno, primero para producción de leche y luego para carne.
El ganado mular ha hecho historia apoyando a los ejércitos en sus contiendas y a los agricultores en sus tareas cotidianas. Y las mulas criadas en estos valles pirenaicos eran muy apreciadas en Cataluña y Castilla. Los garañones de Vich tuvieron un papel protagonista, al igual que Artiga de Lin, donde se podía comprar ganado francés. Explicamos en https://villadechia.es/ta-churiol-la-forca-al-coll/ el origen de las mulas y sus ventajas como animales de carga/trabajo.
Todavía hay algunos días de calor, «el veranillo de San Miguel», pero los días son manifiestamente más cortos y la diferencia de temperaturas es más evidente. Entre la feria de San Miguel (29 septiembre) y la de San Andrés (30 noviembre) había que terminar las faenas que explicamos en https://villadechia.es/ta-laguerro/ para que cuando llegaran las primeras nieves estuviera todo hecho encara que tamé se diba, «Buen temps ta setiembre, milló ta disiembre».
© VILLA DE CHIA. Puede utilizarse la información contenida en este blog citando la fuente siguiendo el patrón explicado en http://www.citethisforme.com/es/cite/blog siempre que sea sin fines lucrativos.