Último sábado de mayo de 2020, día 77 de la cuarentena por COVID-19. En la página 18 del Diario del Altoaragón de 23 de agosto de 1987 , Joaquín Gironella hablaba de la devoción mariana en España y de los ermitaños santeros. Nombra la ermita de La Encontrada de Chía en el listado que hace:
Esta información complementa la publicada el sábado 16 de mayo, para ayudar a situar el contexto histórico del inicio de las romería y rogativas, así como la devoción a la Virgen María. https://villadechia.es/sabados-de-mayo-siglos-de-romeria-a-la-encontrada-iii/
Los ermitaños y santeros no tenían las obligaciones ni prohibiciones que conllevan las órdenes sagaradas [El clero en la España moderna. p.47. Maximiliano Barrio]. Vivían junto a la ermita, eran hombres, solteros y se ocupaban del mantenimiento del lugar de culto y sus alrededores, dedicando su vida a la oración y a la vida eremítica. Dependían de la limosna de los vecinos y devotos, podían tener un pequeño huerto en la localidad y algún animal. En Chía, por ejemplo, hay un «Campollana del ermitaño» y ya vimos la preocupación que el párraco transmitía al Obispo por no poder «controlar» las limosnas que recibía el ermitaño. https://villadechia.es/sabados-de-mayo-siglos-de-romeria-a-la-encontrada-ii/
Veremos otro día los documentos sobre la subasta pública que se hizo de la vivienda del ermitaño con motivo de la desamortización, y que se había tasado en 400 reales de vellón en 1876, pero no se llegó a adjudicar. La vivienda estaba debajo de la actual sala, a la que se accedería por la zona de pradera. Como vimos https://villadechia.es/una-criatura-en-la-puerta-de-la-abadia-1809/ el ermitaño pasaba las noches de invierno en la abadía de Chía, junto a la iglesia de San Vicente mártir.
Hablamos el sábado pasado de Ramón Brunet, uno de los ermitaños de la ermita de Nuestra Señora de La Encontrada de Chía de mediados del siglo XIX. https://villadechia.es/ramon-brunet-ermitano-de-la-encontrada/ Reproducimos hoy una noticia del Diario de Huesca de 19 de noviembre de 1919, que recoge la muerte por ahogamiento del ermitaño de La Encontrada, Joaquín Azcón Palomera, en el Cabo del Raso.
En los años 70 visitamos al último ermitaño de La Encontrada en el Santuario mariano de Torreciudad.
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