El pasado viernes publicamos la primera entrada sobre la patata de Chía https://villadechia.es/la-patata-de-chia-i/ y nos quedamos en 1776 cuando se crea en Zaragoza la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País, la entidad más representativa de la ilustración aragonesa, Sociedad que impulsó el cultivo de la patata buscando abaratar el pan.
Joaquín Fernando Garay, biólogo turolense y miembro de la citada Real Sociedad, fue quien introdujo la patata en el valle de Benasque en 1793; en Villanova se hicieron los primeros ensayos con patatas que trajo de Francia1 ; por ello, se le conoce como el “Parmentier español”. Este tubérculo mejoró notablemente la alimentación de los montañeses.
Siglo XIX – La patata se consolida como segundo alimento básico en toda Europa, después de los cereales.

Siglo XX – Hasta mediados del siglo XX se cultivaba en Chía una patata blanca pequeña que era muy apreciada en toda la provincia. Tanto es así que en 1912, en una noticia del Diario de Huesca, se hace referencia a la patata de Chía como una «marca», como podía serlo la pera donguindo. Diario Huesca nov 1912
Julio Nerín Mallo (de casa Presín) compró el primer tractor de Chía (uno de los primeros del Valle de Benasque) a mediados de los 50, a su vuelta de una de las campañas en Fernando Poo. Aquel verano cortó la hierba de todo el pueblo con el tractor y, junto con Jesús de Gregoria y Pepe de Bringueron, labraron con el tractor todos los campos en los que se plantaron patatas. En los años 50-60 Julio trajo a Chía diferentes tipos de patata (Kennebec, Pontiac y Desirée) para ir probando su adaptación y rendimiento para mejorar la producción. Una vez cosechadas se vendían a Jaime Llorens, de Monzón y cuñado de Espier, que las comercializaba. Otros distribuidores fueron Piferrer, de Lérida, y Antonio Durango, de Esplús. En España se recolectaban 14 millones de toneladas de patatas en los años 60. En Chía descendió la producción a partir de los años 60-70, resultado de la emigración y la transformación de la economía, pero siempre se ha mantenido el cultivo para consumo familiar.
Como «curiosidad», apuntar que en 1995 las patatas crecieron en micro-gravedad a bordo de la nave espacial Columbia y fue el primer cultivo posible en el espacio.
Fue el 3 de noviembre de 2012 cuando Jordi Gázquez, que regentaba el bar de Chía «La Serreta», organizó la primera feria de la patata a modo de promoción y escaparate para el pueblo. Pocos meses después, ya en 2013, se creó la Asociación de Productores de patata de Chía https://patatadechia.es/ que todos los años organiza la Feria de la patata de Chía en el puente de Todos Santos.
En siete años (2012-2018), la producción de patata se ha multiplicado por diez. En 2018 se sembraron 6 Ha. y se recogieron 70 toneladas, según explicaba Arturo Lanau, presidente de la Asociación de Productores, en Radio Huesca 29-10-2018. https://www.radiohuesca.com/economia/la-produccion-de-la-patata-de-chia-se-multiplica-por-diez-en-siete-anos-29102018-116469.html
La patata es un tubérculo (solanum tuberosum), el extremo de una raíz subterránea que crece acumulando agua y almidón. Contiene vitaminas A, B1, B2, B6 y C, potasio, fósforo, magnesio, calcio y hierro. Según el Informe del Consumo de Alimentación 2015, cada español consume unos 26 kilos de patatas al año; los hogares destinan un 1,5% de su presupuesto total a la compra de patatas. En España se consumen 1,3 millones de toneladas de patatas al año (más del 90% de esa cantidad es en fresco).
La Kennebec es el tipo de patata que se produce en Chía. Los tipos de patatas se diferencian por su forma, tamaño, el color de su piel y su pulpa, la rugosidad, la profundidad de los ojos (por donde salen nuevas raíces), el ciclo de maduración y de recolección.
En función de cuando se recogen, hablamos de patatas nuevas, semi-tardías o viejas. Las patatas nuevas son las que han sido recogidas antes de su momento natural de maduración; esto supone que tengan una mayor cantidad de agua (más del 80%) y menos calorías.
Nos explica José Antonio Lanau, de casa Sansón, que las patatas se plantan en mayo, después de la fiesta de Villanova (29 de abril), y con luna menguante (mingua, en patués). Jacqueline de casa Bringueron nos trae a la memoria otra palabra en patués que es «estalloná» que consiste en cortar la patata cuando es grande, procurando que quede «grillón» (rizoma o estolón) en ambos trozos.
En Chía hay un montón de recetas con patatas que tienen más de 200 años: además de la tortilla de patatas, patatas con chorizo, o con bacalao, patatas guisadas, el budin o los buñuelos de patata, que son recetas más «universales», son muy de aquí las trunfas dan sanc (patatas con sangre), el recau https://villadechia.es/cocina-tradicional-de-la-villa-de-chia/ y las trunfas colgadas (patatas asadas en ceniza y brasas, con una sardina en salmuera o arenque).

Terminamos con la receta de trunfas dan sanc de Generosa de casa Mateu (casada con Emilio Río, de casa Sansón).
- Se recoge la sangre del cordero, se deja coagular y se cuece en agua. Cuando está fría se corta en dados pequeños.
- Se hierven las patatas en agua con sal, dos o tres trozos de cebolla y un par de ajos.
- En una sartén se hace un sofrito con la grasa del cordero: cuando la grasa está deshecha se echa la sangre cortada y se refríe dándole vueltas. Se añade una pizca de canela.
- Este sofrito se echa a las patatas hirviendo y se deja terminar de cocer junto.
1 José Francisco Forniés Casals, (1977), La Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País en el periodo de la ilustración (1776-1808): sus relaciones con el artesanado y la industria, Confederación Española de Cajas de Ahorros, p. 182
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