«LAS CHICAS DEL CABLE» DE CHÍA

Este año 2020 ha llegado la fibra-no fibra a Chía. En las entrevistas a los mayores de Chía vemos lo mucho que han cambiado las cosas en el último siglo. La electricidad no llegó hasta los años 20/30, el agua corriente en las casas hasta los años 40/50 y el teléfono se inauguró en Chía el 18 de noviembre de 1960, hace tan sólo 60 años. El diario NUEVA ESPAÑA (hoy lo conocemos como DIARIO DEL ALTOARAGÓN) publicó la noticia de «tan grato acontecimiento», con todo lujo de detalles, el día 20 de noviembre. Era alcalde Marcial Río, de Bringué, que aprovechó la visita de las autoridades para solicitar la construcción de las nuevas escuelas, casa consistorial y renovación del alcantarillado, tal como podemos leer en el periódico.

 

Para leer la noticia, se puede agrandar la foto de cada página o descargar el archivo PDF de la página 1 en  http://store.diariodelaltoaragon.es/cgi-bin/Pandora?xslt=ejemplar;filename=NE19601120;place=none;publication=Nueva%20España;day=20;month=11;year=1960;page=0001;id=0000396603;collection=prensa;url_high=http://store.diariodelaltoaragon.es/prensa/Nueva%20España/1960/196011/19601120/NE19601120-0001.pdf y de la página 6 en http://store.diariodelaltoaragon.es/cgi-bin/Pandora?xslt=ejemplar;filename=NE19601120;place=none;publication=Nueva%20España;day=20;month=11;year=1960;page=0006;id=0000396608;collection=prensa;url_high=http://store.diariodelaltoaragon.es/prensa/Nueva%20España/1960/196011/19601120/NE19601120-0006.pdf

La CTNE (Compañía Telefónica Nacional de España) se fundó en Madrid en 1924 con un capital de un millón de pesetas (2.000 acciones de 500 pesetas cada una). El Estado Español adquirió por ley en 1945 el 79,6% de la empresa y ésta quedó nacionalizada. En los años 50 la Compañía Telefónica había instalado un millón de teléfonos en el país. La participación del Estado se diluyó con la ampliación de capital de 1967. Cualquiera que ya tenga más de 40 años recuerda aquellas campañas publicitarias que protagonizaba José Luis López Vázquez. El actor hablaba con una mujer llamada Matilde y le decía  ¡Matilde, Matilde que he comprado telefónicas!  y por eso a las acciones de Telefónica se las conocía como «Matildes». 

 

Centralita de teléfonos

La comunicación telefónica funcionaba mediante centralitas que se operaban de forma manual. Quien realizaba la llamada y quien la recibía no podían establecer contacto directamente, por cuestiones técnicas era necesario que una centralita (o varias) los enlazara. Las operadoras realizaban la conexión de las clavijas de la red en las tomas que correspondían, por lo que las llamadas telefónicas no eran inmediatas. Y a mayor distancia, más centralitas implicadas, más y más tiempo había que esperar para conseguir contactar con el interlocutor. El uso de la centralita manual implicaba también la pérdida de privacidad, ya que las operadoras podían escuchar las llamadas o manejarlas a su antojo. Esto fue lo que llevó a Almon B. Strowger a inventar la centralita automática.

Modelo de primer teléfono (casa Presín)

Los primeros teléfonos que tuvimos en Chía eran de baquelita, sin disco para marcar los números. Se llamaba a la operadora dando vueltas a la manivela y descolgando. Las casas con teléfono en Chía tenían un número de una o dos cifras. El Ayuntamiento, por ejemplo, tenía el número 1; casa Matías el 6, casa Gregoria el 9, casa Siresa el 20. Para llamar fuera del Valle, la operadora conectaba con la central de Campo. Y las llamadas llegaban a través de esa misma centralita (Campo); nos explica Luisa de Barbero que era una línea compartida con otros pueblos. Si sonaba dos veces, la llamada que enlazaba Campo era para Castejón, si sonaba tres veces era para Chía y si sonaba cuatro era para Villanova. Rosa de Bringué nos explica que una de las clavijas iba sobre la línea por la que llegaba la llamada y la otra sobre el número que correspondía a cada casa. Como no todas las casas tenían teléfono, si alguien llamaba desde otra localidad, dejaba dicho a qué hora volvería a llamar y la telefonista dejaba una nota en la casa del interesado, indicando hora y persona que llamaría, para que estuviera en la centralita en el momento de la llamada y poder hablar por teléfono.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Aquí en Chía, Mercedes Bernad Cazcarra, de Bringué, fue la telefonista entre 1960 y 1970 (hasta que falleció a los 55 años de forma inesperada). Su hija Rosa Río Bernard se hizo cargo unos meses, hasta que se trasladó la centralita a un local del Ayuntamiento, junto a casa Barbero. Luisa Mur Maulín, de Barbero, fue la operadora desde 1972 hasta 1979, cuando se automatizó el servicio, y su hija Luisa Lacorte Mur le echaba una mano cuando estaba en Chía. Ellas cuatro fueron nuestras «chicas del cable» en toda regla, pioneras de un servicio público resultado de un gran avance tecnológico que a día de hoy, es ya historia de las telecomunicaciones.

 

 

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