Haciendo un muy somero recorrido por la historia, hay constancia documental de vecinos de Chía (Gía) desde principios del siglo XI. Lo que nos lleva a pensar que su origen debe ser anterior al siglo X, ya que era una localidad de cierta importancia del Condado de Ribagorza y eso no se consigue en diez años. No tenemos constancia de la consagración de ninguna de las dos iglesias, lo que podría darnos una fecha no tanto de fundación del asentamiento humano, pero sí de su cristianización.
Por otro lado, tenemos varios crómlech o círculos de piedra pirenaicos en la sierra de Chía, de finales de la Edad de Bronce (del 1700 al 800 a.C., cuando llegan los fenicios a la península Ibérica); por lo que cabe pensar que aquellos pastores nómadas, cuando decidieron asentarse, escogieran esta terraza con vistas al valle para construir sus primeras viviendas, un territorio de buenas tierras de cultivo y pastos, protegido de los vientos y las crecidas del río Ésera. Las excavaciones que se están realizando en la Cueva dels Trocs (con restos humanos de hace 7.300 años), en Bisaurri, han proporcionado información sobre un enfrentamiento entre cazadores-recolectores locales y pastores neolíticos, o entre grupos agroganaderos rivales, en un período en el que se producía esta transición de nómadas a sedentarios que duró varios cientos de años (se apunta que fueron 3.000 años)1 y que debió dar lugar a no pocos enfrentamientos y disputas.
Volviendo al siglo XI, los súbditos del Condado de Ribagorza participaron en las batallas de la reconquista de los reyes cristianos contra el poder islámico durante la Edad Media. Entre los siglos XIII y XV la economía fue desarrollándose, basada en la producción agrícola y ganadera. Ya explicamos en la entrada sobre el Camino Real entre Zaragoza y Toulouse, que Chía era “parada y fonda” en esta ruta. El siglo XVI y primer tercio del XVII fueron de especial esplendor económico (probablemente por el comercio con Francia), viendo las fechas grabadas en los dinteles de algunas casas de Chía y del valle (“las obras se fan dan las sobras”) y de acuerdo con los impuestos que nos consta que pagaba Chía al Rey de Aragón, como ya comentaremos.
Guerra de Ribagorza: A finales del siglo XVI se produjeron enfrentamientos entre los partidarios del conde y los partidarios del Rey, lo que produjo no pocas y sangrientas luchas. Finalmente, los partidarios del conde de Ribagorza fueron derrotados y Fernando II de Ribagorza renunció al condado en favor de la corona en 1591.
En el siglo XVII se enfrentó Felipe IV con el rey de Francia. La guerra empezó en 1635; fue en 1638 cuando los valles de montaña del Pirineo se pusieron “en guardia” para frenar las invasiones francesas. Aragón puso dinero, hombres, carros y mulas para la guerra con Cataluña y Francia. Evidentemente, esta guerra complicó y endureció las condiciones de vida en estas montañas. Por un lado, por las incursiones de personas armadas, por otro, porque confiscaban grano y animales, por otro porque esta zona fronteriza era “cuartel” de las tropas (lo que suponía alojarlas en las casas, además de sembrar inseguridad); lo que se juntaba con las malas cosechas o el impago de tributos que se tenían que aplazar si no había dinero.2 Esta guerra termina con la Paz de los Pirineos en 1659.
La guerra de Sucesión por la corona de España es a principios del siglo XVIII, de 1701 a 1713. La mayor parte de la Corona de Aragón toma partido por el pretendiente austriaco de la casa de Habsburgo, el archiduque Carlos, pero fue Felipe V de Borbón el que ganó el trono de España.
En la guerra de independencia (1808-1814) las tropas francesas estuvieron presentes en Chía. En La Gaceta del Gobierno de Mexico. Tomo IV. Núm 499. pp. 1313-1314 leemos el parte del mariscal de campo D. Francisco Espoz y Mina referente al 14 de mayo de 1813: «(…) y en la madrugada del 14 tomé el camino de Benasque por el puerto de Sahún. A poco rato supe que los franceses de la guarnición de Benasque , en número de 105, ocupaban los pueblos de Castejón y Chía , en los que como acostumbran exigían los granos que encontraban. Me dirigí después al de Chía, donde apresé a dos franceses que habían quedado encargados de la conducción de los granos (…)»
Durante las guerras carlistas (1833-1876) hubo también mucha presencia militar en el valle de Benasque y en Chía. Leemos en GACETA DE MADRID de 16 de noviembre de 1830:
Los revolucionarios que, en número de 400, como dije en oficio del 6, habían ocupado a Plan, S.Juan, Gistain, Sin, Senes y Serveto, pueblecitos inmediatos unos de otros en la cumbre del Pirineo, viendo que el coronel del 3º de línea D. Manuel Benedicto partía de Ainsa con 400 hombres y algunos carabineros para atacarlos , concibieron el desatinado intento de dirigirse a Benasque y sorprender aquel castillo. (…) Huyendo asimismo de tocar Campo, donde se encontraba el coronel D. Agustín Tena a la cabeza de los voluntarios Realistas de la brigada de Barbastro, se dirigieron por Chía, Castejón de Sos y los Paules a Villares, sin que ambos jefes con la respectiva tropa de su mando hayan dejado de perseguirlos, a pesar de su corto número y la fragosidad y aspereza de aquellas montañas. (…) Pretendieron obligar con la fuerza a los jóvenes de aquellos pequeños lugares a que los siguiesen, y no hubo uno que antepusiera el temor de las amenazas a la fidelidad.
En 1836 el clérigo Mombiola y su facción carlista se enfrentaron en el pueblo de Chía con 60 soldados del castillo de Benasque.[El Español. Madrid, 10 de mayo de 1836]. Y en 1848 los carlistas hicieron prisioneros a un destacamento de carabineros que estaba en Chía.
Joaquín de Llúsia habla del «siñó Juan de casa Chongastán», que estuvo en la guerra de independencia de Cuba (1895-1898): http://www.sipca.es/censo/1-IAL-HUE-004-095-034/La/guerra/de/Cuba.html&oral#.Xpi6NsgzbIU
Las guerras del norte de Africa entre la segunda mitad del siglo XIX y principios del siglo XX. No tenemos certeza alguna, pero bien pudiera haber participado algún hijo de Chía en estas guerras. http://rechirando.blogspot.com/2018/02/la-guerra-del-rif-y-un-soldado-de.html
En la primera mitad de la guerra civil, la parte oriental de Aragón quedó en territorio republicano. La portada de LA GACETA DEL NORTE del 16 de abril de 1938, hoy hace 82 años, nos recuerda que las tropas franquistas entraban en Chía el 14 de abril de 1938, era un Jueves Santo. Luisa Mur, de casa Barbero recuerda bien ese momento porque coincidió con su décimo cumpleaños. También cuentan historias de la guerra en primera persona todos los nacidos antes del año 30. Este episodio de la historia nacional, nos dará mucho que contar entre los testimonios personales, los restos que aún quedan en la Sierra de Chía (trincheras, cadáveres y proyectiles), así como su relación con la Bolsa de Bielsa.
En la Segunda Guerra Mundial participaron hijos de Chía que habían emigrado a Francia. José Delmás, de casa Matías, formó parte de la División Azul (1941-1943), integrada por unos 45.000 soldados españoles (y algunos portugueses) y 146 mujeres de la Sección Femenina. Las zonas de operaciones fueron dos, el Frente de Novgorod (entre octubre 1941 y agosto 1942), y el Frente de Leningrado (entre agosto 1942 y octubre 1943).
Guerrilla antifranquista. El maquis consistió en movimientos anarquistas y guerrilleros de resistencia al franquismo; empezaron en la guerra civil española y terminaron en los años 50. Entre 1944 y 1947 tienen especial intensidad. Aunque no estuvieron mucho por aquí, sí que es cierto que Chía queda entre el puerto de Bielsa y el de Benasque por donde circulaban algunos de estos guerrilleros.
Iremos mostrando las referencias que hay sobre la presencia (o el paso) de estas contiendas en Chía que durante más de mil años estuvieron demasiado presentes en la historia de nuestros antepasados, condicionando la vida de prácticamente todas las generaciones. Lo cierto es que nos preguntamos cómo hemos llegado al siglo XXI después de tantos enfrentamientos y conflictos bélicos y, lo que es peor, cómo no hemos sido capaces de aprender a resolver las diferencias sin pegar tiros ni derramar sangre. Quizás por aquello que dice Yuval Noah Harari (autor de «Sapiens. De animales a dioses: una breve historia de la humanidad») «Las fuerzas militares del mundo inician, financian y dirigen una gran parte de la investigación científica y del desarrollo tecnológico de la humanidad». Es decir, según Harari, la ciencia nunca avanza tanto como en tiempos de guerra.
1Mark Lipson et al (2017) ‘Parallel palaeogenomic transects reveal complex genetic history of early European farmers’. Nature doi: 10.1038/nature24476.
2Colas Latorre, Gregorio. Los valles pirenaicos aragoneses y su colaboración con la monarquía en la defensa de la frontera (1635-1643).
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